fbpx

Shop

Correspondencia Walter Benjamin-Erich Auerbach

$18,999.00

Creo poder afirmar que la amistad develada en estas cartas implicaba un conocimiento relativamente profundo de sus respectivos trabajos, cuyos temas, por lo demás, se cruzaron en más de una ocasión. Walter Benjamin y Erich Auerbach fueron grandes misivistas, bella palabra que para la RAE todavía no existe. Sus cartas son el testimonio no solo de una amistad en tiempos de horror, sino de sus respectivas supervivencias. Ellas testimonian tanto una amistad prácticamente desconocida para gran parte de la intelectualidad contemporánea, como la muerte de una época en que la redacción de cartas tenía un lugar central. Raúl Rodríguez Freire

Compra en hasta 12 pagos sin tarjeta con Mercado Pago
Foto del avatar

Walter Benjamin

Walter Benjamin nació en Berlín en 1892. Hijo de una familia acomodada, realizó sus estudios en Berlín, Friburgo, Munich y Berna. Fue en esta última ciudad donde realizó su tesis de grado —un análisis de la crítica de arte según el concepto del Romanticismo Alemán— que cobraría una gran importancia en los estudios del arte. Volvió a Berlín en 1920, donde trabajó como crítico literario y traductor. En 1928, la Universidad de Frankfurt rechazó su tesis doctoral, un estudio del drama barroco alemán titulado “El origen de la tragedia alemana”. Ya desde su época universitaria, Benjamin se vio influido por las teorías marxistas y, si bien no formó parte completamente de la Escuela de Frankfurt, sus aportes se consideran en estrecha relación con los famosos pensadores del movimiento. A lo largo de la década del 20, Benjamin construyó fuertes lazos de amistad con el dramaturgo y poeta Bertolt Brecht, quien, con sus postulaciones sobre el llamado “teatro dialéctico”, contribuyó al pensamiento del filósofo. Es por ello que Benjamin, al presentar ante el Instituto de Estudios Culturales de París un discurso llamado “El autor como productor”, desarrolló una teoría en las que las obras de Brecht eran el modelo del arte transformador al que Benjamín aspiraba. El teatro épico se constituía así como una instancia en la cual los individuos podían despertarse del estado de somnolencia al que habían caído como respuesta a la hipersensibilidad a los estímulos citadinos. Las obras de Brecht convertían al público en productor en una instancia pedagógica que serviría también para la transformación de la vida en la ciudad moderna. En 1933, como consecuencia de la llegada de los nazis al poder, Benjamin debió exiliarse a Francia, donde comenzó a escribir una obra monumental sobre Charles Baudelaire, que no llegó a terminar y que fue publicada en 1973. Fue tan solo unos años más tarde que el autor escribió una de sus obras más reconocidas: La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, en donde estudió la pérdida del aura del arte en el contexto de la llamada “pérdida de la experiencia”. Esta realidad en crisis podía aportar, sin embargo, una nueva posibilidad política para el arte, separándolo del lugar correspondiente a lo “culto”. Con el crecimiento de la capacidad de exhibición, aumentaba también la potencia para una praxis política que alcanzara realmente a toda la sociedad. De esta forma entendía Benjamin a determinadas manifestaciones del cine y la fotografía, distinguiéndose con ello de las teorías sobre las industrias culturales de otros autores de la Escuela de Frankfurt, tales como Adorno y Horkheimer. Lo propuesto en esta obra determinó el destino de la historia y la crítica del arte, explicando una realidad de la que ya no se volvería atrás, si bien Benjamin no pudo presenciar las consecuencias de ese nuevo arte en formación. Su obra se vio terminada prematuramente ya que, con la ocupación de Francia por los nazis en 1940, Benjamin intentó dirigirse a Estados Unidos atravesando España, pero al ser detenido en la frontera franco-española, se suicidó.

Descripción

Creo poder afirmar que la amistad develada en estas cartas implicaba un conocimiento relativamente profundo de sus respectivos trabajos, cuyos temas, por lo demás, se cruzaron en más de una ocasión. Benjamin y Auerbach fueron grandes misivistas, bella palabra que para la RAE todavía no existe. Sus cartas son el testimonio no solo de una amistad en tiempos de horror, sino de sus respectivas supervivencias. Ellas testimonian tanto una amistad prácticamente desconocida para gran parte de la intelectualidad contemporánea, como la muerte de una época en que la redacción de cartas tenía un lugar central. Raúl Rodríguez Freire

Información adicional

Peso 0.2 kg
Dimensiones 13 × 0.5 × 20 cm
Cantidad de páginas

112

ISBN

9789873847127

Traducción de:

Raúl Rodríguez Freire

Detalles del libro

  • ISBN: 9789873847127
  • Género: Ficción
  • Traducción de: Raúl Rodríguez Freire
  • Cantidad de Páginas: 128
  • Formato: 11x17
  • Edición: Primera
  • Tipo de edición: Tapa blanda

Índice

Nota de los editores / 05

Agradecimientos / 07

Argonautas: La correspondencia entre Erich Auerbach y Walter Benjamin. Por Raúl Rodríguez Freire / 11

  • I / 12
  • II / 15
  • III / 19
  • IV / 23
  • V / 29

Nota de traducción / 35

Correspondencia entre Erich Auerbach y Walter Benjamin / 37

Marburgo bajo el nazismo. Por Werner Krauss / 61

Epílogo. Auerbach como filólogo político. Por Raúl Rodríguez Freire

  • I / 73
  • II / 79

Notas / 85

También te recomendamos…

f
Free shipping
for orders over 50%